La máquina de escribir

El primer intento registrado de producir una máquina de escribir fue realizado por el inventor Henry Mill, que obtuvo una patente de la reina Ana de Gran Bretaña en 1714. Era una máquina de transcribir e imprimir cartas y con la que llegó a escribir un tratado, aunque algunos libros dan escaso mérito a este volumen y citan como texto mecanografiado más antiguo uno realizado en 1808 por la condesa italiana Carolina Fantoni en un artefacto creado por su amigo Pelligrino Turri, que también inventó el papel de calco.
La siguiente patente expedida para una máquina de escribir fue concedida al inventor estadounidense William Austin Burt en 1829 por una máquina con caracteres colocados en una rueda semicircular que se giraba hasta la letra o carácter deseado y luego se oprimía contra el papel. Esta primera máquina se llamó tipógrafo, y era más lenta que la escritura normal. Esta máquina nunca fue comercializada.
En 1833 le fue concedida una patente francesa al inventor Xavier Progin por una máquina que incorporaba por primera vez uno de los principios utilizados en las máquinas de escribir modernas: el uso, para cada letra o símbolo, de líneas de linotipia separadas y accionadas por palancas separadas.

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