Debemos aclarar que el objetivo de este trabajo se centra en la historia de la cerámica plana, como los azulejos en sus distintas variedades y formatos así también como los pavimentos. Todos ellos destinados a la construcción
tanto de espacios interiores como exteriores y obviamente en sus funciones decorativas y sanitarias.
Durante la elaboración de este trabajo obviaremos la historia de una de las plantas fabriles más importantes de mediados del Siglo XVIII, La Real Fábrica del Conde de Aranda, ubicada en la población de Alcora. No por un desprecio hacia la cerámica ornamental, sino porque entiendo que en ella, el arte se adueña de su funcionalidad, y porque el contenido de esta investigación se centra en la cerámica meramente industrial.
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Pozos de nieve en la provincia de Castellón. Comercio de la nieve
Desde la prehistoria, el ser humano ha utilizado la nieve, como recurso de la naturaleza, para la conservación de alimentos, por una parte, y por otra parte, para obtener agua. El origen de estas prácticas se inicia en Mesopotamia, en el año 2000 a.C., también los griegos se aprovecharon del uso de la nieve, además de los romanos, quienes les dieron usos medicinales, para bajar la fiebre, por ejemplo. En la península Ibérica, se comenzó a comercializar a partir del siglo XVI, desde los alrededores del río Ebro, hasta el municipio de Ibi (Alicante) quien se convertirá en la ciudad pionera de la fabricación de helados, creando nuevos puestos de trabajo para la gente que vivía en las montañas.
La Industria Abaniquera Valenciana en el Siglo XX
La palabra “abanico” deriva del latín abano, que era un utensilio utilizado por los romanos para aventar los granos de cereal, y en las cocinas para avivar el fuego.
Hay muchas definiciones de abanico, algunas muy técnicas y sofisticadas, pero, sin duda, la más simple, y por ello quizás la más acertada sea “cualquier objeto manufacturado que sirva para ventilarse”.