Según el diccionario de la RAE, una de las acepciones de la palabra tradición es: “Conjunto de ideas, usos o costumbres que se comunican, se transmiten o se mantienen de generación en generación”.
Las tradiciones son la base cultural de una comunidad. Teniendo nuestra cultura greco-latina grandes connotaciones religiosas, fundamentalmente judeo-cristianas, no es de extrañar que la mayoría de las tradiciones orales relatadas en estas páginas sean referentes a las imágenes veneradas en nuestro pueblo o a las festividades religiosas.
Desde hace siglos la religiosidad se organizaba en cofradías y llenaba nuestra geografía de ermitas, iglesias, monasterios y santuarios. Fueron estos lugares asiento y origen de un acerbo cultural de incalculable riqueza, donde las costumbres populares, danzas, loas, versos, leyendas, teatros y cuadros plásticos, procesiones y romerías constituyen un acopio importantísimo para el estudio y conocimiento de un pueblo, tanto como para el análisis del fenómeno socio-religioso, rayando a veces en crédula superstición, eso sí, con un rasgo de sinceridad y frescura.
Durante el transcurso de los años las costumbres y tradiciones han sido transmitidas de padres a hijos. Cuando una de ellas se pierde, desaparece una parte de nuestra identidad y de nuestra cultura, por lo que hay que evitar que, al menos, dejen de formar parte de la memoria, incluso aquellas que han caído en el anacronismo por haber desaparecido las causas que las motivaron, como es el caso de muchas labores agrícolas o ganaderas (siega, trilla, matapuerco...). Leer más →
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